Hemos vuelto del confín del mundo, donde el frío te oprime el cuerpo y la oscuridad de la noche se hace densa a partir de las 19 horas de la tarde.
Hemos vuelto con una obra bajo el brazo, en el corazón y en el alma.
Hemos vuelto más fuertes, distintos, más feroces y más humanos. Buscándonos y buscando lo que no encontramos.
Roma empieza a tomar forma, cuerpo, mente... empieza a estar presente.
(Gracias a La Nave del Duende por tan buen hacer).
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